“La puerta abierta”
Lección: Apocalipsis 3: 7 - 13
Texto: Isaías 22:22
Domingo 15 de Mayo del 2011
Introducción
La Iglesia de Filadelfia, ubicada sudeste de Sardis, era un centro comercial, vinícola, con muchos devotos del dios Baco (dios del vino), Naturalmente el gran problema social crónico de la ciudad era la embriaguez. La ciudad de Filadelfia existe con el nombre de [Allah-Shehr], es decir, (la ciudad de Dios). Es conocida como la pequeña Atenas, ubicada en el centro de la civilización griega, es enviada una carta de parte del “santo”, “verdadero” y el que tiene “toda autoridad” Este mensaje, dirigido al ángel de la Iglesia, es decir al pastor de esta congregación, indicándole que todas sus obras son conocidas por el Señor, y aunque ha estado débil no ha negado al Señor y mantienen la palabra de Dios en sus vidas.
Desarrollo
Las expresiones de “santo y verdadero” son constante en este hermoso libro, pero el concepto “el que tiene la llave de David”, es una representación clara del que tiene toda autoridad. (Is 22:20-22).
En esta carta no hay una censura ni reprimenda a la Iglesia, pero si palabras de aprobación y de extensión al trabajo de esta Iglesia, ya que le presenta “una puerta abierta”, que no es otra cosa que una oportunidad gloriosa para expandir el evangelio del reino.
¿Cuál es la clave para no recibir corrección?, la respuesta la tenemos en este mismo verso, y es que a pesar de las dificultades, presiones, luchas y persecuciones, que sufrieron, ellos guardaron “mi palabra” y también “no negaron mi nombre”, dos requisitos fundamentales en la vida espiritual, por lo cual, es puesto delante de ellos “una puerta abierta”, la cual nadie podrá cerrar. ¿Qué significa esta puerta abierta? El apóstol Pablo considera en el libro de los Hechos, como la oportunidad de predicar la palabra de Dios. (Hch 14:27; 1 Co. 16:9; 2 Co. 2:12-13).
“Aunque tienes poca fuerza” Estas palabra demuestran que la iglesia de Filadelfia no era una gran congregación, sin embargo Dios alabo a esta Iglesia por su fidelidad, por su amor al Señor y a su palabra. Dios no mira nuestras incapacidades, ya que cuando ve el corazón verdadero del hombre, Él lo capacita, lo perfecciona y le da las fuerzas necesarias. (2° Co 12:9-10)
A nuestro Señor, no le interesa si somos los más fuertes, los más grandes, los más inteligentes, o que somos elocuentes, sino lo que Dios quiere es una Iglesia que guarde su palabra, (Sal 119:11; Ap 1:3), pero que significa ¿guardarla?, significa obedecerla y ponerla en práctica y esta obediencia a la palabra, nos fortalece, nos edifica, nos guía, (Sal 119:105).
La “Sinagoga de Satanás”, también se menciona en la carta de Esmirna (Ap 2:9), señalando las luchas que esta iglesia sostiene de parte del grupo de judaizante. En la ciudad de Filadelfia, la situación era similar, la intimidación y persecución de parte de los judíos, era grande, pero cuando Dios vio que esta congregación tenía un amor por la palabra, se destacaba la constancia y la fe en el Señor, pronuncia palabras de juicio contra ellos diciendo: “serán obligados por Dios a reconocer que la Iglesia es una constitución divina y es amada por el Señor”. La gran victoria para esta Iglesia, es ser reconocida directamente por el Señor y cambiar el enfoque que se tenía de ella, ya que a vista humana era débil, pero con el Señor es “invencible”. “y reconozcan que yo te he amado”- (Ap 3:9), esta es la gran bendición de la Iglesia.
Continúan las bendiciones, ya que, el guardar la palabra trae grande galardón (Sal 19:11). Y una de las bendiciones que tendrá esta Iglesia es ser guardado a la hora de la prueba que ha de venir. (Dan 12:1; Mc 13:19). Que glorioso es saber que pase lo que pase, Dios guardará a su Iglesia. Eso no significa que no sufrirá, al contrario, la Iglesia enfrentará terrible persecución y martirio, pero como sus nombres estarán en el libro de la vida, serán guardados para la vida eterna, aunque específicamente en este caso, podemos considerar una profecía literal, ya que unos quince años después, se originó una persecución por parte de Trajano (año 111-112 d.C), todas las Iglesias sufrieron mucho, a excepción de la Iglesia de Filadelfia.
Una de las hermosas palabras de consuela para esta Iglesia es, saber que el “viene pronto” en su segunda venida y lo único que Dios les pide, es “retener lo que tiene”, que es la necesidad urgente de asirse firmemente de la palabra de Dios, de sus enseñanzas, de sus promesas, de la esperanza y la podríamos ampliar, indicando la necesidad de aferrarnos a la gracia, la fe, al poder de su Espíritu, etc. con el propósito que nadie tome tu corona.
La expresión “corona”, es la considerada la corona del vencedor, usada en los juegos atléticos de la antigüedad, que simbolizaba la victoria del creyente, tal como, lo prometió a la Iglesia de “Esmirna”, Ap 2:10.
Conclusión
Las promesas de bendición a la Iglesia victoriosa, indica que “Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldré de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo” (Ap 3:12).
Estas palabras son motivadoras, ya que en primer lugar los creyentes son considerados “pilares del templo de mi Dios”, (1° P 2:4 “Piedras vivas”), por lo cual, siempre estarán en su presencia y esculpirá en este creyente-columna tres nombres, el de Dios, de la Nueva Jerusalén y el nombre nuevo de Cristo. En la antigüedad se honraba a las personas colocando una columna en su nombre en los templos paganos, sin duda esta promesa era una gran honra para la Iglesia en Filadelfia.
¿Quien es un vencedor?
¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? 1° Juan 5:5