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sábado, 28 de agosto de 2010

Segunda Jornada de la Asamblea Semestral 2010



















Por Ivette Arriagada


La 38° Asamblea Semestral de Pastores Supervisores y Ayudantes ya vivió su segunda jornada. El día empezó con un devocional a cargo del pastor Orlando Ulloa de la iglesia de Lo Barnechea, para luego dar paso a la actividad central de esta asamblea, como es la entrega de informe de las visitas realizadas por los supervisores a las diferentes congregaciones.


El sentimiento que mueve escuchar todos los informes, es que la supervisión que realizan los pastores, que mucha veces significa esfuerzos tanto de la iglesia que recibe la visita como del pastor supervisor, tiene sentido cuando la asamblea escucha el informe y se alegra y bendice a Dios al patentarse que la obra de Dios crece cada día.


Durante la tarde se continuó con la entrega de informes, pero antes se hizo un devocional a cargo del pastor Simón Bahamondes de la 1° de San Antonio. En la última sección de la tarde se inició la lectura al reglamento de la Iglesia Unida Metodista Pentecostal. Se leyeron algunos artículos de éste y se resolvieron las dudas de los pastores presentes respecto de la redacción de dicho documento.


Por la tarde se inició el servicio nocturno, el que la presencia de Dios se hizo sentir en los corazones de los asistentes. En este servicio, se dieron oportunidades a pastores de la zona más afectada por el terremoto del pasado 27 de febrero, y tanto el pastor Alberto Jiménez como el pastor Pedro Pérez de Talcahuano y Constitución respectivamente, coinciden en que la mano de Dios fue con ellos. Ellos testifican que a pesar de la destrucción que causó el movimiento de la tierra, Dios protegió sus vidas y la de sus hermanos.


La lectura bíblica de este servicio estuvo en el libro del profeta Jeremías, capítulo 33, desde el verso 1 al 3 a cargo del pastor Samuel Pallauta de la iglesia de Arica. La palabra de Dios señala “Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces”. El Espíritu Santo hablaba a través de su siervo, recordando que nuestro Dios es un Dios de milagros.


El pastor Pallauta contó la experiencia de cómo Dios lo libró, a él y a su familia, de la muerte cuando sufrió un accidente automovilístico en la carretera camino a Calama. Esto ratifica que Dios es un Dios de milagros, y se muestra de manera extraordinaria con quienes le sirven.


Este servicio fue lleno de la Gloria de Dios, y tanto la iglesia anfitriona como los pastores asambleistas disfrutaron de la presencia de Dios a través de la alabanza.